Archivo de André Mare

Los artistas pacifistas y la representación de la muerte

Posted in Pacifistas with tags , , on julio 17, 2009 by artepoliticamenteincorrecto

Imágenes de la muerte en la guerra

 Los artistas pacifistas y la representación de la muerte

      Omar Calabrese en su libro Como se lee una obra de arte, habla de la irrepresentabilidad de la muerte, ya que, el momento puntual de la muerte, el paso del movimiento a la inmovilidad, de la pasión a la apatía, el acto de morir es una temática pasional, que implica sufrimiento por parte de la víctima, puntualidad del acto de la muerte, es decir, un aspecto de puntualidad perfecta, allí termina la vida, y otro relacionado con el momento justo de la muerte, el “punto de morir”, el último suspiro. Pero ¿cómo representar la muerte?

     Calabrese nos habla de un terreno plagado de dificultades, en el que simplemente podemos representar el tránsito y el “ver morir”. En el caso de Otto Dix, vemos la muerte después de sucedida, Los huesos, las figuras fantasmagóricas, la putrefacción. La muerte como hecho consumado. ¿Por qué representarla entonces, si ya ha sucedido, si es irreversible?

     A nuestro entender, la imagen de la muerte es en este caso una señal de alerta que a partir de la crudeza nos impone una toma de decisión, una puesta en acción para evitar la repetición de la tragedia.

Graciela Browarnik

André Mare, La tranchée de Zillebecke, bois du sanctuaire, 29 mai 1916, Carnet 5, aquarelle, Historial de la Grande Guerre, Péronne.

André Mare, La tranchée de Zillebecke, bois du sanctuaire, 29 mai 1916, Carnet 5, aquarelle, Historial de la Grande Guerre, Péronne.                                                                                                              “Si hay hombres a los que hoy les sentaría bien la modestia, son los intelectuales. El papel de estos en la guerra ha sido horroroso; no se les puede perdonar. No solo no han hecho nada para disminuir la incomprensión mutua, para limitar el odio, sino que, con muy pocas excepciones, han hecho todo por extenderlo y envenenarlo. Esta guerra ha sido por otra parte, su guerra. Han envenenado con sus ideologías mortíferas millares de cerebros. Seguros de su verdad, orgullosos, implacables, han sacrificado al triunfo de los fantasmas de sus mentes millones de jóvenes vidas. La historia no lo olvidará.»

Romain Rolland, El espíritu libre, Buenos Aires, Hachette, 1956.

Romain Rolland. Preguntas abiertas

     El comienzo de la guerra de 1914 sorprende a Romain Rolland en Suiza, país en el que residirá hasta 1937. Rolland, nacido en 1866, por su edad no está entre quienes pueden ser convocados para el frente, pero, como señala en su obra Quince años de combate, permanecer más allá de la contienda resulta imposible para cualquier europeo de entonces.

     Para Rolland la guerra no es sólo un enfrentamiento entre ejércitos rivales. Para él, son los espíritus libres de Europa los que terminan atrapados en un conflicto producto de la barbarie y no de la razón. Considera que la guerra es la derrota de la razón. Frente a ella, Rolland propone la unión de los hombres de pensamiento,  opone a la división de las fronteras nacionales la unidad de la civilización y la supervivencia de aquello que llama almas libres  frente al  rebaño. Sin embargo, quedan pendientes en Rolland algunas preguntas:

¿Se puede estar por encima de la contienda? ¿No son demasiado difusas estas ideas de espíritu, patria y mandad? ¿Por qué atacar a los crímenes contra las cosas y no contra la vida? Una obra de arte ¿vale más que un hombre?

     Rolland busca en su propuesta la federación de los espíritus libres  (artistas, intelectuales y  científicos) europeos contra la barbarie, pero habla solamente de unir a los intelectuales y artistas de Francia, Alemania e Inglaterra. ¿Qué sucede con las otras regiones del mundo? Pide por la unión fraternal de los pueblos,  ¿pero de qué pueblos está hablando? 

Graciela Browarnik

Otto Dix Otto Dix

 Manifiesto: Declaración de la independencia del espíritu

¡Trabajadores del espíritu, compañeros dispersos por todo el mundo, separados desde hace cinco años por los ejércitos, la censura y el odio de las naciones en guerra: os dirigimos, en esta hora, en que las barreras caen y las fronteras se reabren, un llamado para reformar nuestra unión fraternal, pero una unión nueva, más sólida y firme que la que antes existía. […]Los pensadores, los artistas, han agregado al azote que corroe a Europa en su carne una cantidad incalculable de odio envenenado, han buscado en el arsenal de su saber y de su imaginación, razones antiguas y nuevas, razones históricas, científicas, lógicas, poéticas, para odiar; han trabajado en destruir la comprensión entre los hombres. […]Romain Rolland, El espíritu libre, Buenos Aires, Hachette, 1956.